Mi enfoque es integral y humano. Combino herramientas de terapias de tercera generación, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la Terapia Dialéctico Conductual (DBT), con un acompañamiento cálido, cercano y respetuoso. Busco que cada sesión sea un espacio donde puedas sentirte seguro, escuchado y libre de juicios, y donde el proceso se adapte a ti y a tus necesidades reales.

 

El proceso terapéutico comienza con una primera sesión de encuentro y conocimiento. En este espacio exploramos qué te trajo a terapia, cuáles son tus objetivos y metas terapéuticas, y revisamos aspectos importantes del encuadre, como la confidencialidad. También realizo preguntas sobre tu historial clínico y emocional, siempre cuidando tu ritmo y tu comodidad.

 

Las sesiones posteriores se enfocan en trabajar de manera colaborativa sobre los objetivos que vayamos definiendo juntos. La frecuencia y duración del proceso se acuerdan durante las primeras sesiones, con base en acuerdos mutuos y en los objetivos terapéuticos a trabajar, entendiendo que estos pueden ajustarse a lo largo del camino.

 

Creo profundamente en la conexión entre mente, cuerpo y entorno, y en la importancia de comprendernos desde una mirada compasiva y consciente. Mi objetivo no es solo aliviar el malestar, sino acompañarte a construir una vida más plena, coherente con tus valores, tus metas y tu momento vital.

 

Cuando el proceso lo requiere, trabajo de manera interdisciplinaria, colaborando con profesionales de áreas como nutrición, psiquiatría u otras especialidades de la salud, para que tu acompañamiento sea verdaderamente integral y adecuado a tus necesidades.